Hoooooola!!!
Hoy estaba con mi madre en Segovia y nos ha venido a la cabeza una anécdota que nos pasó hace ya bastantes años, mientras estábamos en el pueblo de mi padre (Campillo de la Jara, Toledo)
No me puedo creer, que ambas, después de tantos años, que hará por lo menos 16 o 17, sigamos recordándolo con tanta exactitud y sigamos echándonos las mismas buenas risas…
He tirado de archivo del blog para ver si ya os lo había contado en algún momento, pero no, así que, haciendo honor a aquel tiempo y esas risas, hoy os traigo un STORY TIME: La vez que le eché aguardiente a la paella por error…
Y es que sí, amig@s… Estábamos cocinando una paella para toda la familia en la nave del pueblo y yo cogí una botella de la nevera pensando que era agua normal y resultó ser aguardiente…
La gracia ¿? Que no me di cuenta hasta que ya lo había echado en la paella… jajajajaja
Por si algun@ tiene dudas de cómo se hace la paella, os dejo la receta tradicional de España antes de nada:
Ingredientes (4 personas):
- 300 g de arroz de grano corto
- 800 ml de caldo de pollo o pescado
- 200 g de pollo en trozos
- 150 g de marisco variado (gambas, calamares, mejillones)
- 1 pimiento rojo
- 1 tomate rallado
- Aceite de oliva, sal y azafrán
Preparación:
- Sofríe el pollo y las verduras en aceite de oliva hasta que estén dorados.
- Añade el arroz y sofríe 1-2 minutos más.
- Incorpora el caldo caliente, el azafrán y sal al gusto.
- Distribuye el marisco por encima.
- Cocina a fuego medio sin remover demasiado hasta que el arroz absorba el caldo.
Una vez que tenemos la receta y tenemos tod@s claro que NO lleva ni gota de aguardiente, os cuento:
Estaba con mi madre cocinando tan tranquilamente, hablando de nuestras cosas, tenemos el marisco junto con el pollito sofriendo en la paellera y llega el momento de echar el caldo (nosotros lo echamos antes que el arroz si lo vamos a comer en el momento).
Echamos lo que teníamos ya preparado del suco del marisco y nos dio la sensación de que iba a estar un poco escaso, por lo que decidimos echar también un poquito de agua…
Pues me voy a la nevera y cojo la primera botella de “agua” que encontré en la puerta.
La echamos al arroz y de repente nos viene de golpe un olor raro… Miro a mi madre, mi madre me mira a mi, miramos a la paella y como por un resorte, nos miramos otra vez y nos da por oler el contenido de la botella, solo para confirmar lo que ya nos temíamos…. Lo que habíamos echado no era agua…. Sino aguardiente… Mi madre, valiente, se acerca a la paella y la huele…. Os podéis imaginar: aquello olía a alcohol que echaba pa’trás….
Pues nada, solo puedo deciros que ese día comimos chuletillas de cordero y una mezcla de marisco y pollo que, por qué no admitirlo, tenía su punto, pero no tuvimos valor a echar el arroz, por miedo a que estuviera malo, pero lógicamente, no íbamos a tirar los bichos de la paella que ya estaban sofritos…
La familia no podía parar de reírse de lo que había pasado y, a día de hoy, todos nos acordamos de aquella paella que no nos llegamos a comer…
Qué aprendí de ese día ¿? Pues lógicamente que tengo que probar u oler lo que me encuentro en la nevera antes de echarlo en ningún lado o bien ponerle una etiqueta a aquello que sea “peligroso”, para que lo diferencie… Jajajajaja
Pero bueno, las risas que nos echamos, bien merecen ese pequeño susto que nos llevamos, no creéis ¿?
Y vosotr@s ¿? Habéis tenido algún patinazo como este en la cocina ¿? Atreveros a compartirlo, que yo estaré encantada de leeros!!
Adióóóós!!!
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