miércoles, 15 de octubre de 2025

El arte de decir que no (sin sentirte culpable)

Buenas muchach@sS!!

Qué tal estáis ¿? Yo hoy vengo con un tema algo controversial, la verdad…

Como os contaba en Esta Entrada, según voy cogiendo edad, voy haciendo cosas que no hacía cuando tenía 18 o 20 años.

Una de las cosas que MÁS me han costado es DECIR QUE NO a algo. Dígase a un plan que no me apetecía mucho hacer, a una tarea que no me correspondía hacer pero me lo mandaba alguien “superior” (sobre todo en el trabajo), o simplemente negarme a hacer ciertas cosas de la vida cotidiana.


Y es que decir “no” parece fácil… hasta que alguien te lo pide con esa sonrisa, o sabes que se lo tomará mal. Y ahí estás tú, con mil cosas encima, diciendo “bueno, vale, no pasa nada” mientras por dentro piensas “otra vez he caído”.

Pero si algo he aprendido (quizá a base de tortas) es que aprender a decir que no no es egoísmo, es supervivencia emocional. Y, ¿sabéis qué es lo mejor? Que se entrena.

Partimos de la base de que el problema no es el “no”, es la culpa que nos genera decirlo, porque nos han enseñado que decir que no es una forma de rechazo. ¡Error!

Decir que no a veces es decirte sí a ti mism@: a tu descanso, a tu tiempo, a tu paz mental. Ten claro que no puedes estar en todo, ni deberías intentarlo. 

Y es que decir que no, es una forma de marcar tus propios límites y léeme con atención: quien se enfada porque pones límites, es porque probablemente se estaba beneficiando de que no los tuvieras. 

Muchas veces, si os paráis a pensar, no hace falta justificarse tanto con los demás. Un simple “No puedo ahora”, “Gracias, pero prefiero no hacerlo” o “Esta vez no me viene bien” bastará para que la otra persona entienda que no estás de acuerdo con lo que te ha propuesto. Cuantas más explicaciones des, más puertas dejarás abiertas a que te convenzan de lo contrario, y eso es la pescadilla que se muerde la cola.

Además, ten presente que no siempre tienes que ser la persona que arregle todo. Tu agenda no es un cajón abierto para que entre cualquiera. Ayudar está bien, pero cargar con todo, no.

Así que, si quieres mi consejo de amiga, pon límites, pero con elegancia. Enfréntate a la persona y dile algo así como: “Me encantaría ayudarte, pero no puedo asumirlo ahora.” La gente razonable lo entenderá. Los demás, con el tiempo, aprenderán. 

Y es que decir que no también es cuidar relaciones, por mucho que parezca una contradicción, ya que un “sí” forzado, lo que hará será crearte frustración y malestar ante esa proposición, mientras que un “no” claro, dicho con respeto, construirá una confianza real, os lo aseguro. Obviamente, no se trata de ser dur@ con la otra persona, simplemente ser honest@s.

Y vosotr@s me diréis “Ya, es muy fácil decirlo, pero no tanto hacerlo”. Tenéis toda la razón, como os decía al principio, a mi es algo que me ha costado muchísimos años aprender y llevar a cabo, pero al final merece la pena.

Os dejo un truco: practicar con cosas pequeñas. Con cosas cotidianas, como por ejemplo no responder mensajes al instante, no aceptar un plan solo por compromiso o no disculparte por tener un mal día. 

Para cerrar esta entrada, que hoy me he puesto bien intensa, sólo os diré que cada “no” a tiempo reforzará vuestro autocuidado. 

Y recuerda: decir que no, no te hace egoísta, no estás aquí para ser todo para todos, si no para vivir con sentido, y eso implica poder elegir. Y, cuando aprendes a hacerlo sin culpa, pasa algo super curioso: los “síes” que das después, valen el doble.

Espero haberos podido ayudar un poquito. Si es así, podéis dejármelo en los comentarios o RRSS, ya sabéis que me encanta leeros.

Chaaaaaaau.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por vuestros comentarios y por ayudarme a mejorar cada día!!
En cuanto lo revise, si es adecuado, lo verás en el blog.
=D

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...